viernes, 15 de julio de 2016

El principio y el final de una vida

Yo he podido vivir en primerísima persona la llegada y el adiós de un ser querido.

Y no puedo utilizar el verbo disfrutar,…obviamente.



Pero sí puedo y quiero decir, que en estos momentos la conciliación que se me facilitó me ayudó considerablemente y, me permitió ejercer con mi responsabilidad y mi deber, como persona adulta y comprometida, como un ciudadano responsable en definitiva.

Dos momentos bien distintos. Emocionalmente intensos, los más intensos que he podido vivir. El hola estás aquí para cuidarte, para enseñarte, y sobre todo para quererte por encima de todos tus errores y dudas. Hola fija, soy papá, y, también el adiós papá,…te he querido como a nadie en este mundo, te lo debo todo, si soy alguien y algo es por ti, ahora toca decir adiós, ve en paz!

Ya he aludido en otras ocasiones a mi pobre conciliación en el nacimiento de mis hijas, eran otros tiempos sin duda y yo distaba mucho de ser un conciliator 2.0, me encontraba entonces en lo más profundo, en la oscuridad más intensa de mi etapa dark worker a finales del siglo pasado.

Hablaré ahora porque no lo he hecho nunca (hasta ahora no he podido) de mi conciliación para el adiós, y ya desde mi etapa conciliator.

Fue un cáncer, vil y rastrero. Pero tardó en dar la cara, hasta entonces pruebas y más pruebas, hospitalización, noches en las que hay que turnarse, el drama y la organización consiguiente.

Mi conciliación resultó de la siguiente forma:
  1. Decidí como quería afrontar  este momento que es siempre el inicio de una conciliación exitosa. No esperé a que mi empresa me dijera cómo. Yo lo decidí.
  2. Decidí ir a mi ciudad natal 3 días en semana, concretamente miércoles, jueves y viernes. Pasaba 2 o 3 noches con él. Me centraba en atender y convivir y, sí atendía llamadas, leía whatsapp la mayoría de apoyo, y respondía mails como no, el día es largo y necesitas oxigenarte de forma distinta.
  3. Trabajaba con la normalidad que podía lunes y martes, y dedicaba a mi familia, el fin de semana, siempre pegado al móvil para conocer novedades que en la mayoría de los casos eran malas noticias, y me iba hundiendo emocionalmente.

Tanto es así, tanto “funcionó” la conciliación que fui yo la persona que vivió sus últimos instantes. La conciliación me permitió despedirme como había imaginado y deseado.

Esto también es conciliar, verdad papá??

Conciliator 2.0 has been here!!

Que la fuerza os acompañe!!


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