martes, 5 de julio de 2011

¿quién es quién? Conde Crápula


Los crápulas son muy abundantes en nuestro país. En un momento de pérdida de valores fundamentales y de serias dificultades de asumir responsabilidades, los crápulas comienzan a reinar a sus anchas.
Pero no lo negaremos, todos (y todas, que no se me olvide) hemos sido crápulas, unos  bon vivants sin mayores responsabilidades que acudir a la universidad cada cierto tiempo o a nuestros trabajos,  eso sí, con mayor asiduidad en este caso.
La diferencia es que en nuestros días el período de reinado del crápula se ha extendido. En mi generación uno comenzaba a ser un auténtico crápula con la mayoría de edad y como mucho a los 25-27 años se había acabado la dolce vita. Aparecía el matrimonio o la vida en pareja, las responsabilidades de todo tipo y los niños ya entrados los 30, en los que definitivamente firmábamos el adiós a la vida crapulina.
Se ha dado algunos casos de ejemplares de crápula muy muy evolucionados que podríamos denominar crapulators 2.0 que conseguían extender su way of life unos cuantos años más. Yo conocí a uno de mi generación que consiguió cumplir los 35 sin responsabilidad alguna.
Pero qué sucede hoy en día con la Generación Y...
A los 30, allí donde nosotros abandonábamos la profesión, nuestros jóvenes sólo están acabando la fase de entrenamiento o amateur, la profesionalidad será la siguiente.
¿Cuál es entonces el período de vida de un crápula en nuestros tiempos?
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que se ha adelantado algunos años. En esta etapa de comodidades en la que educamos a nuestro hijos, existen verdaderos guardas pretorianos que con tan sólo 15-16 años viven de sus esclavizados padres que eso sí...¡Continúan culpabilizándose de todo y buscando el dorado donde no existe!
Pero la verdadera extensión se produce por el otro extremo...
Ahora ya no son los 25-27 ni los 30! El crapulismo se extiende sin piedad hasta casi...¡los 40!
Todo ello es especialmente observable en los varones ya que en las mujeres bien por su reloj biológico bien por una mayor madurez, bien por un mayor talento (que le voy a hacer, vivo con 4 mujeres!) adelantan el fin del crapulismo unos años, hasta los 34-35 aproximadamente, pero ahora bien... el crápula sigue ganando peso en ambos sexos.

La conciliación y los crápulas
Si tú preguntas a un crápula si quiere conciliar, la respuesta es obvia ¡Por supuesto que si! Y desde luego no seré yo quien diga que no tiene razón y que deba ser así.
Concilian mucho y bien, son los auténticos demandantes de conciliación en sus organizaciones, la buscan, la identifican, la solicitan y la valoran sin temor a represalias. Conciliar para tomar cañas con la peña, para hacer deporte, para viajar y, en menor medida, para actividades culturales y de voluntariado, honestamente hay que decir que aunque son pocos, son más que en nuestra generación.
Lo que si echo a faltar es su mayor sentido de la responsabilidad y la solidaridad.
Son muy críticos especialmente críticos con sus compañeros que solicitan conciliación por asuntos familiares ¡Yo voy a tener que currar más por los hijos de ésa! ¡Que no los hubiera tenido! ¡A mí no me ha preguntado!
Olvidándose por completo que la etapa de crápula en la que viven, por larga que sea es pasajera en la gran mayoría de los casos. Tardarán y se lo repensarán pero acabarán adquiriendo sus responsabilidades y necesitarán entonces de esa conciliación que ahora tanto critican ¡Salvo! En un caso particular que no supera el 5-10% el perpetuo crápula el que envejece siendo un crápula pero que  afortunadamente para nuestra sociedad son la minoría, eso sí minoría creciente no lo olvidemos.

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