viernes, 24 de noviembre de 2017

¿Y yo, cómo podría saber si trabajo en el inframundo?


Y como continuación de la saga ¿Cómo distinguir si trabajas en una secta?, el spin off parte ¿cómo saber si trabajo en el inframundo?

Y es que, si trabajar para una secta puede ser arriesgado, es mucho peor hacerlo en los inframundos, ahí atrapado en el reverso tenebroso, en la baja edad media, en las galeras, rodeado de trolls y de orcos…

Lo primero que deseo dejar claro es que no es una cuestión de tamaño (aquí tampoco).
He conocido inframundos con muchos empleados y empresas “heaven” con muy pocos.
Normalmente lo relacionamos con la pyme haciendo un flaco favor a esas muchas pymes con ambición, con futuro. De hecho Facebook, Amanzon, Apple, etc comenzaron siendo pymes ¿o no?

También es verdad que hay más inframundo en entidades de menor tamaño pero no confundir pyme con llevar tatuado en la frente “nasío pa ser cutre”.
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Como lo que estamos esperando son las preguntas mágicas que me van a permitir si donde curro tiene menos futuro que un pulpo relojero os cuento:
  1. En los inframundos se le llama Sr., al jefe que suele ser el dueño, y que suele ser el amo. Y, … como imagináis no es una cuestión de respeto inicial, sino derivada de ese inmerso placer que les proporciona sentirse en un púlpito y que tú estás allí abajo, en el inframundo…
  2. En los inframundos la emoción dominante es el miedo. Eso hace que no haya colaboradores sino subordinados o, más bien palmeros y aduladores, que repetirán como un mantra las opiniones y decisiones del Sr. Tal, sin cuestionarle nunca.
  3. En los inframundos se habla bajito y moviendo la cabeza para ver si alguien nos escucha. En los inframundos además de miedo, hay confidentes y policía represora. Impera la desconfianza y el control exhaustivo.
  4. En los inframundos no hay conciliación… Todo el mundo cumple estrictamente el horario, conoce las órdenes, por si acaso se “echa un rato más no vaya a ser que el Sr. Tal…” El número de horas presenciales crece exponencialmente al miedo al Sr. Tal, en la misma medida que decrece la innovación y la creatividad.
  5. En los inframundos la gente está alienada, … no es feliz no se ríe, no es alegre y no es positiva. Sólo sirve la opinión del amo y la única sensación placentera es… cuando te pase la mano por el lomo,.. porque en los inframundos no hay manos y espaldas, sino patas y lomos.
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viernes, 17 de noviembre de 2017

La delgada línea entre el orgullo de pertenencia y la pertenencia a la secta


Todos conocemos a alguien que trabaja en una empresa que es la berza!

Nos apabulla con sus ventajas, con sus maravillas y nos da por pensar (y es que en este país somos muuuu mal pensados) éste o ésta la han abducido en la secta fulanita.

Estas expresiones emocionales un tanto incondicionales son muy yanquis, en España y en general, en Europa somos mucho más sosos con el striptease emocional y cuando se trata de empresa mucho más.
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Aquí van algunas sencillas recetas para identificar a los de la secta y aplicarles después el conveniente electroshock de realidad
  •       Los de la secta suelen incorporar a su vestimenta elementos corporativos. Esto va desde la pasable corbatita roja a vestimentas completas, por ejemplo, gente que va con el chándal amarillo a reuniones luciendo palmito y haciendo exhibición de la bandera sueca como si fuera un arenque. El español de a pie cuando su empresa le regala un atuendo corporativo lo entrega al cuñado en Nochebuena y jamás hace uso no vaya a ser que,… le confunda.

  •       Los de la secta llaman a su empresa “la compañía”. La compañía esto o lo otro. Un español de bien se refiere a su empleo de formas distintas que van desde mi empresa para gente muy comprometida o engaged, hasta curro, chiringuito, puto trabajo, mierda de empleo etc, para los ciudadanos medios o semi-engaged.

  •        Los de la secta participan en las actividades que programa “la compañía” en fines de semana o fuera del horario laboral. Jamás un español que se tenga por tal irá un domingo a plantar árboles con una gorra que ponga “la compañía tal”. Los domingos son para pasártelos hablando mal de tu empresa y diciendo a tus seres queridos lo mal que allí lo pasas, jamás acercarías o expondrías a tu familia a esta secta.
Espero que con estas sencillas recetas podáis identificar primero y tomar distancia después de estos “sectarios”. 

Pura ironía amigos, …pero también, …pura verdad.

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viernes, 10 de noviembre de 2017

Smart phones o ¿stone phones?


A mí me asignaron el primer móvil de empresa en el año 1998 y, por supuesto, no era un smart, sino un ‘Stonephone’. Pesaría aquello 120 kilos y abultaba como un melón de Villaconejos.

No fue fácil, tuve que rogar. Estábamos embarazados de nuestra primera hija y con los viajes era un estrés continuo, así que decidí atacar y llorar lo suficiente.

Desde entonces, no he dejado de utilizar esta herramienta corporativa que, debo decir, me ha permitido conciliar un montón aunque también me ha robado algunos momentos personales y de familia. El balance en estos 20 años es positivo, francamente.

En aquellos tiempos, del pleistoceno medio, un móvil de empresa significaba un status no sólo empresarial sino también social. Llegabas a una reunión con tus amigos y lo primero que hacías era depositar el ladrillo en la mesa a la vista de todos, con un no sabe uno cuando le pueden llamar, en cualquier momento la NASA puede requerirme´, y se intuía un `Ohhh’ del conjunto que te hacía elevarte un palmo del suelo, y eso sí, pagar la ronda pues eres el patentado del grupo de colegas.

Hoy tiene un móvil hasta el último de los ciudadanos y, sin duda, mucho mejor que el que le puedan asignar en una empresa media de este país.
Resultado de imagen de smartphone
Antes la empresa te proveía de tecnología y ahora eres tú el que le provee a tu empresa.
Tu móvil personal es mejor y muchos millennials conocen apps, redes sociales mejor que el informático de la empresa que está desbordado, como poco.

Ahora, la asignación de un móvil corporativo ha dejado de ser una medida de conciliación para convertirse en una especie de juego: ‘¿De verdad que además de mi IPhone 7plus, tengo que llevar el móvil chino ese que me habéis dado?’

Las empresas que se quieren anotar un tanto en esto de la conciliación sólo pueden o elevar la oferta, cosa bien difícil con los millennials, o algo más razonable que es permitir que se traiga su tecnología y convertirla en corporativa”.

Por ejemplo, si no te importa utilizar tu Smartphone personal para un uso corporativo, te otorgamos un vale de “tantos euros’, que es el equivalente al móvil corporativo, para que lo puedas utilizar en la tienda Apple o donde quieras y, además, nos hacemos cargo  de la línea, ADSL o parte de ella. Esto sí puede gustar a las nuevas generaciones.

En la misma línea se puede ‘no obligar’ a un móvil corporativo concreto (salvo que estéis dispuestos a suministrar iPhones o Samsumg Galaxy de primer nivel) y otorgar el valor para que cada persona compre el que desee aportando la diferencia. Queda pelín cutre pero no lo dudéis mejor que ¡¡obligar a llevar los dos!!

Hoy en día el Smartphone no es sólo una herramienta de comunicación, es la forma de relacionarse con el mundo exterior, cámara, memoria- archivo, redes sociales, apps de todo tipo y condición.

En el pleistoceno, asignar un móvil de empresa era guay y se consideraba una herramienta útil para conciliar. Hoy en día ha dejado de serlo e, incluso, si no estás avispado, puede jugar en tu contra!!


Ánimo!!! 

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Tenía que ser algo minúsculo y despreciable como el Covid19, alias “Coronavirus”, el que se llevará la partida. Ni siquiera es un ser unic...