Tenía que ser algo minúsculo y despreciable
como el Covid19, alias “Coronavirus”, el que se llevará la partida. Ni siquiera
es un ser unicelular, sino un trozo de ADN mal parido, una mezcla de
nucleótidos de adenina, tinina, citosina y guarina, el que ha conseguido lo que
yo y otros muchos, no hemos logrado en 15 años de batalla.
Por lo menos, en mi anterior
profesión, la protección del medio ambiente, ha sido un bicho, ¡perdón, una
niña, con gafas y patas, pero que me gane un montón de proteínas
insignificantes, por Dios!
Sí, el Covid19 ya está aquí, y entre
otras cosas nos ha enseñado que no sabemos TELETRABAJAR. No paro de recibir
llamadas, consultas, entrevistas, en las que concluimos que “nos ha pillado el
toro”. No diré yo, que lo veía venir, pues una pandemia de este calibre no estaba
previsto ni resultaba imaginable pero, ¿es que hace falta una pandemia para
teletrabajar? ¿De verdad somos así de cafres?
Olvidaros de la traducción literal
de teletrabajo, tele, prefijo que indica “a distancia”) y trabajo que indica
que lo ganarás con el sudor de tu frente (que en tal mala hora Adán probó el Apple)
Teletrabajo o cualesquiera de sus
acepciones snob (easy working, smart working, home office, telecommuting,
flexiwork etcétera) es una nueva forma
de trabajo que va mucho más allá de la distancia, es una concepción distinta de lo laboral.
Estos días podrían ser divertidísimos si no fuera por las nefastas consecuencias sobre la salud primero, y la economía después.
Te llama un colega de esos que jamás
se aproximó ni a empujones al teletrabajo y te espeta: ¡oye, que estoy teletrabajando!
¡Anda!,
¿y cómo lo haces en la asesoría jurídica? Pues, nos mandan los contratos y yo
hago aquí las revisiones y aportaciones.
Ah!
¿Pero no están en la nube? ¿Compartes la información a través de una
herramienta colaborativa? ¿Utilizáis teams, zoom, linc, quizás Skype? ¿Construís
el documento entre varias personas registrando las aportaciones de cada uno? ¿Os
citáis a través de la agenda compartida de Outlook?
Pero
qué va, mi colega hace fotos con el móvil de los contratos, me las envía por “el
wasap”, y yo ya en casa, los cumplimento en Word, hago fotos a la pantalla del
PC y ya todo junto lo volvemos a enviar por “el wasap”.
¡Ay
Dios mío, que nos coja confesados! Esto
es lo que ahora entendemos por teletrabajar.
Aquí salvo unas pocas
multinacionales que si pueden presumir de cultura de flexiwork, y la comunidad
efr ¡el resto en pañales!.
Quizás el Covid19 traiga como efecto
colateral que muchas organizaciones pierdan el miedo a teletrabajar por
desconocido, y esto haga que demos un paso adelante, quizás hasta podamos decir
aquello de “no hay mal que por bien no venga”.
Por favor aprendamos porque habrá
más….
¡Conciliator 2.0 has been here!
¡Que la fuerza os acompañe!
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